El líder chiíta iraquí ha ordenado hoy (domingo, 30) a sus seguidores y milicianos a retirarse de las calles y a detener la lucha contra el gobierno. Hace seis días que las calles de varias ciudades iraquíes, especialmente Basra, eran escenario de los enfrentamientos entre las milicias chiítas lideradas por Al-Sadr y las fuerzas gubernamentales. La lucha se disparó el lunes pasado cuando el gobierno decidió reducir la influencia de estas milicias en la ciudad portuaria de Basra, muy importante comercialmente.
En un comunicado Al-Sadr dijo que el objetivo de la medida era detener el derramamiento de sangre iraquí y mantener la independencia y la estabilidad del país.
Por eso ordenó a todo miliciano a bajar las armas y a detener la lucha y agregó: “Cualquiera que cargue un arma y apunte a las instituciones gubernamentales no es uno de nosotros”.
El gobierno afirmó que seguirá la represión contra cualquier foco que continúe la lucha en cualquier lugar del país y también dijo que no cesaría en su intento de retomar el control de Basra, solo que ahora no lucharía contra el ejercito Mehdí, sino contra “criminales”. También anunció hoy que el estado de sitio en la ciudad de Bagdad continuará hasta el lunes a las seis a.m. Los enfrentamientos en esta ciudad continuaban, al igual que en otras ciudades de Irak como en Nasiriyah.
Desde que el gobierno lanzo la intervención aproximadamente 250 personas murieron en los enfrentamientos.
La duda que queda ahora es si las diferentes columnas y grupos dentro del Ejercito Mehdí obedecerán la orden y detendrán los enfrentamientos.
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