miércoles, 2 de abril de 2008

Imperialismo anglo-ruso y revolución democrática en Irán. Conclusion.

En las partes I y II vimos a la revolución en su estado embrionario (1880), siguiendo con su pleno desarrollo a partir de 1900 y su decadencia final en 1911. Pero, como habrán visto, su fin no fue por el desarrollo mismo de los revolucionarios, ni tampoco por la falta de renovación en los ideales; solo que no pudieron sostener (como todo cambio social rotundo) por la fuerza el nuevo poder, cayendo ante manos tan poderosas como las de Rusia.

Lo que sucedió hasta 1914 fue lo siguiente: Rusia y gran Bretaña dividieron al país en tres (una zona norte controlada por Rusia, la central era neutral y la sur, británica), controlando a la corte, imponiendo toda clase de censuras (libertad de prensa y expresión), reprimiendo cualquier insurrección, pero por sobre todas las cosas, explotando los recursos naturales sin ningún beneficio para Irán.

Con la llegada de los primeros tratados con Europa, le sucedieron las relaciones imperialistas entre Gran Bretaña y Rusia hacia Irán: Los telégrafos ingleses, el “Banco Imperial de Persia”, etc. Cuyo objetivo no fue otro que la reproducción del capital de los magnates europeos, que veían sus mercados saturados. Pero la dominación no solo se hizo de modo indirecto: La conquista de Erivan por los rusos, la independencia del Afganistán por los ingleses y la división de Irán según el gusto de las potencias mencionadas, que determinaron la debilidad del país persa ante el avance militar europeo.

Finalmente, se puede observar la dominación política económica y militar europea en el último año de la revolución: ante la negativa de destituir al ministro de economía, Rusia avanzó hacia Teherán. Con esto la oligarquía iraní eliminó el único poder representativo y quedó a merced del conquistador. Así que hay que observar el juego de poder entre dos bandos: el poder real, su corte y jefes tribales que representaban al poder semi-feudal tenían el apoyo de occidente; mientras que los jefes tribales nacionalistas, liberales y hasta comunistas, contaban con el apoyo de comerciantes e intelectuales locales, representando al capitalismo y la necesidad del país de ingresar, ya no como un país colonizado, sino como uno libre y fuera del yugo opresor europeo.


Escrito por Ariel.

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